
LECCIÓN 3: No entiendo nada de lo que veo en esta habitación [en esta calle, desde esta ventana, en este lugar].
Lección 3 del Libro de Ejercicios de UCDM
¿Te atreves a mirar tu mundo y decir en voz alta, sin el abrigo de la seguridad, “No entiendo nada de lo que veo”? Esa habitación donde guardas tus secretos, la calle con sus prisas, el gesto repetido, tu reflejo. ¿Podrías admitir —sin idealizar ni querer ser espiritual— que realmente no sabes?
Suena exagerado, tal vez absurdo. Pero quienes nos embarcamos en el estudio de Un Curso de Milagros sabemos que aquí lo incómodo es precisamente la antesala de una visión que transforma.
La Lección 3 de UCDM marca un antes y un después. La anterior te invitó a reconocer que eres tú, quien ha decidido el significado de todas las cosas que ves, dentro y fuera de ti.
Una confesión valiente: Siempre has sido autora, autor, del teatro donde transcurre tu existencia. Ahora el Curso sube la apuesta y te pide, te suplica incluso, que vayas más allá de los guiños racionales para reconocer tu ignorancia real.
Ignorar no es humillación, es la puerta a la humildad, la base del milagro. Pero la clave, la pura revolución que propone esta Lección, es otra: únicamente al admitir que no entiendes nada, permites que otra visión —completamente distinta— empiece a asomar.
¿Preparada? ¿Preparado? Diez preguntas te esperan como detonantes, para romper —uno a uno— los hilos invisibles que te atan a los viejos significados. Usa cada pregunta como una llave, abriéndote despacito, a los sótanos que la mente suele tapar.
El eje de la lección: El valor de no entender
Entrar en la Lección 3 va mucho más allá de quedarte en la superficie del “no tengo ni idea”. Aquí se trata de desmontar, con cada frase, ese engranaje mental que defiende tus creencias como si fueran tesoros. Porque reconocer que no entiendes, que tus definiciones del mundo son prestadas, heredadas o, peor, fabricadas por el ego, es arriesgarte a soltar el control. Nadie suelta con gusto. Pero —justo por eso—, nadie despierta si no deja espacio a una certeza más honda, que no es la tuya.
El verdadero sentido de la lección es demoler las jerarquías artificiales. Da igual si sostienes una taza o miras el rostro de un desconocido en el metro. Da igual si abrazas un recuerdo brutal o una costumbre anodina. Todo, absolutamente todo, lo has interpretado desde un filtro mental que, cuando se examina con honestidad, está repleto de miedo, comparación y oscuros intereses ocultos.
¿De qué sirve entonces hacer este ejercicio? De dejar de lado la arrogancia de pensar que sabes, para por fin permitir la pregunta: ¿Qué hay detrás de la forma que siempre doy por sentada?
Las respuestas incomodarán, pero si tienes paciencia para cruzarlas, el aprendizaje de hoy sacudirá la base misma de tu percepción. No te conformes con respuestas rápidas. Pasea las preguntas; deja que te rocen, que moldeen tu práctica y tu día. Algo terminará cambiando.
1. ¿Por qué Jesús insiste en que “no entiendo nada de lo que veo”?
1. Respuesta
No es que seas torpe, ni que la vida te haya engañado más que a otras personas. Jesús insiste porque, en realidad, ninguno de nosotros —mujer, hombre, cualquiera— comprende.
Miramos, sí, tocamos y nombramos cosas: “esto es un espejo… una taza para el café, mi mascota, aquel amor no resuelto, la ventana”. Asignamos utilidades, atributos, belleza y fealdad. Pero nunca vemos más allá de lo que nuestro propio ego, hambriento de control, quiere ver.
El Curso afirma: lo que ves tiene el significado que tú le das, y lo usas sobre todo para mantener la separación viva, para que nunca llegue el perdón.
2. Por qué es clave esta pregunta
Porque desmonta la trampa central del ego: si crees entender, ni siquiera buscas otra visión. La falsa seguridad te anestesia y no dejas espacio para un milagro. Solo quien se atreve a mirar de frente las limitaciones de su percepción puede abrir rendijas hacia lo que está más allá.
3. Cómo debe afectar a tu práctica
- Cuando mires cualquier cosa —una silla, tu mano, esa mirada, un recuerdo— repite “No entiendo nada de lo que veo en…”
- No busques entender, solo repite y observa lo que sientes.
- Atrévete a reconocer que incluso lo que “amas” es incomprensible de verdad.
2. ¿Por qué las cosas del mundo están diseñadas para impedir el entendimiento?
1. Respuesta
El ego, ese impostor tenaz, ha fabricado un universo de materia, relaciones, historias. Nos seduce con mil objetos: un bolígrafo para escribir, un móvil para chatear, un cuerpo que se compara, seduce o enferma. Pero su meta secreta es mantenernos ensimismadas, ensimismados en la ilusión: estar “ocupadas, ocupados” afuera, sin mirar dentro.
En otras palabras, cada objeto, cada historia, existe en el guion egoico para que nunca preguntes por el significado profundo, para que sigas dormida, dormido en la superficie.
2. Por qué es clave esta pregunta
Porque revela lo insidioso del juego. Crees usar el mundo para crear sentido, pero el mundo te usa a ti para perpetuar la confusión. Reconocer esto es abrir un sitio para la honestidad radical.
3. Cómo debe afectar a tu práctica
- Cuando surja impulso de analizar, date cuenta: “Parece útil, pero solo me distrae de mirar hacia dentro.”
- No luches. Abandona la defensa por un instante: “¿Y si nada de esto tiene el sentido que siempre creí?”
- Hazlo incluso con lo que parezca más “espiritual” o amado.
3. ¿Qué significa practicar la “indiscriminación” al aplicar la lección?
1. Respuesta
Aquí la práctica exige justicia. No te detengas en lo preferido. Aplica la idea a todo por igual: lo brillante y lo aburrido, lo bello y lo feo, lo animado y lo inerte. Cualquier cosa es válida si la ves. No hay objetos “especiales” ni “inadecuados”. Elige con libertad, pero sin preferencias.
2. Por qué es clave esta pregunta
Porque ahí donde seleccionas qué mirar, tu ego se asegura de proteger lo que más le interesa impedir que cuestiones. Donde te parece absurdo aplicar la frase, justo ahí está el núcleo de tu autoengaño.
3. Cómo debe afectar a tu práctica
- Hazlo con una mancha en la pared, con tu móvil, con una foto vieja, con tu propio cuerpo.
- Si notas incomodidad o reticencia, no apartes la mirada: ahí es donde la lección actúa más fuerte.
- No preguntes “¿tiene sentido hacer esto con…?” Solo hazlo. Eso es libertad.
4. ¿Por qué nuestros sentidos “no pueden ver” realmente?
1. Respuesta
¿Y si la vista, el oído, el tacto… no fueran ventanas fiables, sino más bien cortinas? El Curso enseña que los sentidos no muestran el mundo real, sino una proyección inevitable de nuestras creencias. Son sistemas creados para perpetuar la separación, para mirar hacia fuera y nunca dentro.
2. Por qué es clave esta pregunta
Porque acaba con la arrogancia de la “evidencia”. Lo que ves, es apenas sombra de lo que la mente oculta. Creer lo contrario es cegarse profundamente.
3. Cómo debe afectar a tu práctica
- Recuerda: “Ahora sé que mis ojos me engañan” cuando surjan juicios (“esto es así”, “esto está bien/mal”).
- No luches con la sensación, limítate a reconocer lo limitado de tus herramientas perceptivas.
- Date cuenta: la visión que ofrece el Espíritu Santo nunca se experimenta desde los sentidos, sino desde lo profundo de la mente.
5. ¿Qué quiere decir “despejar la mente de asociaciones del pasado”?
1. Respuesta
Piensa en cada objeto, persona o escena que parece tener peso para ti. ¿Por qué? Tu historia, tus heridas, tus logros. Cada vez que miras algo y surge un recuerdo, una sensación, ahí está el pasado pesando sobre el ahora. El ejercicio pide despejar esa niebla, dejar que las cosas se presenten sin tu viejo manual de instrucciones.
2. Por qué es clave esta pregunta
Porque mientras interpretes todo desde lo vivido, nunca verás el momento presente. Sigues atrapada, atrapado, en una repetición constante. El perdón está fuera de alcance.
3. Cómo debe afectar a tu práctica
- Cada vez que surja una emoción al mirar algo, párate: “¿Es esto presente, o es mi asociación del pasado?”
- Prueba a ver el objeto/persona/situación como si no supieras nada de su historia (ni siquiera la tuya).
- La práctica desnuda el momento. Permite que el asombro, aunque sea incómodo, llegue.
6. ¿Por qué el pasado sigue saliendo una y otra vez si no lo reconoces?
1. Respuesta
Porque todo lo reprimido —culpas, heridas, creencias secretas— se cuela en la percepción diaria. Si no ves tu pasado, él seguirá escribiendo tu guion, disimuladamente, hasta que lo traigas a la luz consciente. La mente teme mirar, pero justo ahí está el auténtico trabajo del milagro: admitir los patrones que se repiten como fantasmas.
2. Por qué es clave esta pregunta
Ignorar las raíces es seguir cosechando el mismo fruto amargo. Solo cuando admites “esto vuelve porque lo negué”, puedes elegir de nuevo.
3. Cómo debe afectar a tu práctica
- No te asustes si una sensación vieja aflora al practicar. Eso es señal de progreso.
- En vez de luchar o analizar, permite que el recuerdo emerja sin censurarlo.
- Aplica la idea con dulzura: un reconocimiento gentil deshace siglos de repetición.
7. ¿Por qué soltar la carga emocional es fundamental?
1. Respuesta
Nada atrapa tanto como lo que se siente “especial”. Esa carta guardada, la prenda de tu madre, tu propia piel. Donde hay carga emocional, el ego afianza el apego, el miedo y la justificación de no soltar. Practicar la lección ahí, justo donde duele, abre grietas por las que la luz puede pasar.
2. Por qué es clave esta pregunta
Porque el progreso real sucede donde el dolor y el amor se confunden. Sólo soltando la emoción ligada, permites que el significado de las cosas cambie hacia la paz.
3. Cómo debe afectar a tu práctica
- Si el llanto, la rabia o una ternura intensa surgen, acógelas con respeto, sin taparlas.
- Aplica la frase también a ti misma, a ti mismo, cuando te veas vulnerable.
- Confía: por incómodo que sea, ahí empieza el deshacimiento real del miedo.
8. ¿Qué significa que todos los objetos son iguales?
1. Respuesta
El ego impulsa a crear jerarquías absurdas: un botón vale menos que tu hijo, un bolígrafo menos que tu propio cuerpo. Pero el Curso invita a reconocer una verdad que asusta: todo lo que ves es igual de ilusorio, igual de neutro. No hay grados en la falsedad, dice Jesús.
2. Por qué es clave esta pregunta
Porque las jerarquías alimentan la culpa, la competencia, la mentira de que hay algo o alguien mejor, peor o más real que el resto.
3. Cómo debe afectar a tu práctica
- No le des más importancia a lo grande, a lo emotivo, a lo monumental.
- Prueba aplicar la lección a gestos minúsculos: un pelo caído, una piedra, el vaivén del reloj.
- Percibe cómo el ego se resiste; ahí se revela la oportunidad de ver diferente.
9. ¿Por qué no excluir nada del ejercicio?
1. Respuesta
Porque cada exclusión refuerza la narrativa del ego: “esto es demasiado trivial para cuestionar” o “esto es demasiado sagrado para tocar”. Solo cuando aplicas la práctica a todo rompes el círculo vicioso.
2. Por qué es clave esta pregunta
Aquí radica el acceso al milagro cotidiano: sin exclusividad, todo es igualmente oportunidad de perdón.
3. Cómo debe afectar a tu práctica
- Sé honesta, honesto; anota los objetos o recuerdos que más te cuesta incluir y hazlo a propósito.
- Recuerda que lo pequeño y lo grande, lo querido y lo ignorado, son parte del mismo escenario.
- Hazlo sin buscar agradar a nadie. Solo a ti y a la verdad de tu corazón.
10. ¿Qué quiere decir la “igualdad inherente de todas las ilusiones”?
1. Respuesta
Significa que todo, absolutamente todo, lo que percibes desde este sistema de pensamiento carece de sustancia real. La igualdad es radical: ni el mayor de los traumas ni el más insignificante de los objetos cambian eso. No es desprecio, es liberación.
2. Por qué es clave esta pregunta
El ego vive de hacer excepciones: algunas cosas son más graves, otras son disculpables. El Espíritu Santo ve todo como igual de irreal, igual de perdonable, igual de susceptible de ser amado y trascendido.
3. Cómo debe afectar a tu práctica
- Aplica la lección sin buscar experiencias “espirituales” o sublimes.
- Repite: “No entiendo nada de lo que veo”, desde la taza hasta la herida profunda.
- Elige perdonar todo, no hacer excepciones con tus viejas resistencias.
El gran salto: Atreverse a mirar lo que duele
Nada de esto te lo ofrece el Curso para hacerte pequeña, pequeño, ni para que te sientas ridícula o ridículo admitiendo no saber lo que ves. Justo al contrario: es un permiso —por fin— para dejar de fingir. Para mirar el mundo con los ojos lavados del juicio, sin la prisa de tener siempre la razón. Para descubrir lo que nunca pudo nacer de significados impuestos, de valores heredados o de explicaciones compradas.
No importa cuántas veces tengas que repetir la práctica, ni si te sorprendes llorando o sintiendo que te has perdido. De eso va el milagro: de perder lo falso para encontrar lo real, cada cual en sus pasos, en su momento. “No entiendo nada de lo que veo” es la confesión que te abre la puerta a TODO. Porque si vacías lo aprendido, puedes recibir lo verdadero. Y, entonces, incluso lo más sencillo —una taza, un racimo de llaves, una sonrisa tímida— será territorio virgen.
No corras, no busques “hacerlo bien”. Quédate, aunque sea por un segundo, en esa extraña desnudez de no saber. Si te atreves, el siguiente ejercicio sabrá darte —poquito a poco, día a día— una visión que nunca imaginaste posible.
Porque la vida, tu vida, nuestra vida en este mundo, nunca fue solo lo que ves. Atrévete, haz la práctica, y permite que la próxima lección te encuentre ya un poco más libre. no puedas. Porque sí, esto solo es el principio.
Test de autoindagación
INSTRUCCIONES
Este test está diseñado como una herramienta de autoindagación para acompañar la práctica de las lecciones. No se trata de aprobar ni reprobar, ni de demostrar conocimiento, sino de mirarte con honestidad y reconocer dónde te encuentras en tu proceso.
El test contiene 20 preguntas, cada una con tres posibles respuestas: A, B o C. Elige la opción que más se acerque a lo que realmente sientes o piensas, no la que creas que “deberías” responder. Aquí no hay respuestas correctas o incorrectas; lo importante es ser sincero contigo mismo.
Al final, podrás evaluar en qué punto estás y qué aspectos puedes seguir trabajando para avanzar en tu camino espiritual. Tómalo como una oportunidad para reflexionar y profundizar en tu práctica, no como un examen.