Por qué Dios no creó este mundo

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Consultas de Un Curso de Milagros

Descubriendo la verdad detrás de nuestra realidad según Un Curso de Milagros

¿Alguna vez te has preguntado por qué existe tanto sufrimiento en el mundo si Dios es amor? ¿O por qué parece haber tanta injusticia y caos si un Creador perfecto está a cargo?

Estas preguntas han atormentado a la humanidad durante milenios, llevando a filósofos, teólogos y científicos a buscar respuestas en los rincones más profundos del conocimiento humano. Hoy, exploraremos una perspectiva radical que desafía nuestras creencias más fundamentales sobre la creación y la naturaleza de la realidad.

El Origen del Universo: Una Breve Perspectiva Histórica

Antes de sumergirnos en las enseñanzas de Un Curso de Milagros (UCDM), es importante contextualizar el debate sobre el origen del universo. A lo largo de la historia, diferentes culturas y tradiciones han ofrecido sus propias explicaciones:

Mitos de la Creación

Desde tiempos inmemoriales, las civilizaciones han desarrollado mitos para explicar el origen del mundo:

  • Los antiguos egipcios creían que el universo surgió de un océano primordial llamado Nu.
  • En la mitología nórdica, el mundo se formó del cuerpo del gigante Ymir.
  • La tradición judeocristiana sostiene que Dios creó el mundo en seis días.

Estos mitos, aunque diversos, comparten la idea de un creador o fuerza divina responsable de la existencia del universo.

Perspectivas Filosóficas y Científicas

Con el avance del pensamiento filosófico y científico, surgieron nuevas teorías:

  • Platón propuso la idea de un “demiurgo“ que moldeó el mundo material a partir de formas ideales.
  • Aristóteles argumentó a favor de un “primer motor inmóvil“ como causa última del universo.
  • En la era moderna, la teoría del Big Bang se ha convertido en el modelo cosmológico predominante, sugiriendo que el universo se expandió desde un estado inicial de alta densidad y temperatura.

A pesar de estos avances, la pregunta fundamental sobre el origen último de la existencia sigue siendo un misterio para la ciencia convencional.

Un Curso de Milagros: Una Perspectiva Revolucionaria

En este contexto de búsqueda de respuestas, surge Un Curso de Milagros, una enseñanza espiritual que ofrece una perspectiva radicalmente diferente sobre la creación y la naturaleza de la realidad.

¿Qué es Un Curso de Milagros?

UCDM es un sistema de pensamiento espiritual que se originó en 1965 a través de Helen Schucman, una psicóloga de la Universidad de Columbia. El Curso se presenta como un método de auto-estudio diseñado para llevar a sus estudiantes a una experiencia consistente de paz y amor.

Una de las enseñanzas más sorprendentes y controvertidas del Curso es la afirmación de que Dios no creó el mundo que percibimos. Esta idea desafía siglos de creencias religiosas y filosóficas, y merece una exploración cuidadosa.

La Creación según Un Curso de Milagros

¿Por qué Dios no pudo haber creado este mundo?

UCDM presenta varios argumentos para sostener que Dios no es el creador de este mundo:

Imperfección vs. Perfección

Un Dios perfecto solo puede crear perfección. El mundo que percibimos está lleno de imperfecciones, sufrimiento y muerte. La existencia del mal, el dolor y la injusticia son incompatibles con la naturaleza de un Creador perfecto y amoroso. Como afirma el Curso: “Dios no lo creó [el mundo], pues lo que Él crea tiene que ser eterno como Él“ (C-4.1:2).

Cambio vs. Eternidad

Dios es eterno e inmutable. Todo en este mundo es temporal y cambiante. La naturaleza transitoria y efímera de todo lo que existe en el universo físico contradice la eternidad e inmutabilidad divinas. El Curso enseña que “las ideas no abandonan su fuente“ (T-26.VII.4:7), por lo que la creación de Dios debe compartir Sus atributos eternos.

Dualidad vs. Unidad

Dios es unidad perfecta. El mundo se basa en la dualidad y la separación. La experiencia de separación y fragmentación que caracteriza nuestra existencia en el mundo es opuesta a la unidad indivisible de Dios. El Curso afirma: “El mundo que ves es el sistema de pensamiento del ego“ (T-11.VII.2:1), no la creación de Dios.

Limitación vs. Infinitud

Dios es infinito. El mundo físico está definido por límites y escasez. La naturaleza finita y limitada del universo material es incompatible con la infinitud de Dios. Como dice el Curso: “El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios“ (L-pII.3.2:1), no como una extensión de Su infinitud.

Miedo vs. Amor

Dios es amor perfecto. El mundo está basado en el miedo y el conflicto. La presencia del miedo, la culpa y el ataque en el mundo contradice la naturaleza amorosa de Dios. El Curso enseña: “Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos“ (T-in.1:8).

Ilusión vs. Realidad

Dios es la única realidad. El mundo es descrito por UCDM como una ilusión o un sueño. La naturaleza ilusoria del mundo físico es incompatible con la realidad absoluta de Dios. El Curso afirma: “Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe“ (T-in.2:2-3).

Separación vs. Unión

La idea de separación de Dios es la base del mundo. Pero UCDM enseña que la separación de Dios es imposible. Como dice el Curso: “El Hijo de Dios no puede ser aprisionado salvo por su propia creencia“ (T-26.VII.10:1).

Estos argumentos refuerzan la enseñanza central de UCDM de que el mundo es una proyección de la mente separada, no una creación de Dios.

El Curso nos invita a cuestionar nuestra percepción del mundo y a reconocer su naturaleza ilusoria como un paso hacia el despertar a nuestra verdadera realidad en Dios.

El Origen del “mundo”

Si Dios no creó el mundo, ¿quién lo hizo?

El mundo que percibimos no fue creado por Dios, sino que es una proyección de nuestras propias mentes, específicamente del ego. Esto significa que, en un sentido profundo, nosotros mismos hemos creado este mundo.

El Curso enseña que el ego surgió de un “diminuta idea loca“ de separación de Dios, y que el mundo físico es la manifestación externa de ese pensamiento. Como se afirma en el texto:

“El mundo que ves es el sistema de pensamiento del ego“

(T-11.VII.2:1).

Esta creación no fue un acto consciente, sino más bien una proyección automática de nuestras creencias y miedos internos. El propósito de este mundo ilusorio es mantener la creencia en la separación y ocultar nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios. Al creer que el mundo es real y externo a nosotros, evitamos enfrentar la culpa y el miedo asociados con el pensamiento de separación.

Sin embargo, el Curso nos recuerda que “las ideas no abandonan su fuente“ (T-26.VII.4:7), lo que significa que este mundo proyectado nunca ha dejado realmente su origen en nuestras mentes.

Comprender esto es crucial para nuestro despertar espiritual, ya que nos permite reconocer nuestro poder para elegir una percepción diferente y, en última instancia, deshacer la ilusión de separación.

El Propósito del Mundo

UCDM enseña que el propósito del mundo es mantener la ilusión de separación y ocultar la verdad de nuestra unidad con Dios:

  • Reforzar la creencia en la separación
  • Proyectar la culpa interna hacia el exterior
  • Mantener la ilusión de individualidad

“El mundo fue hecho como un ataque contra Dios“ (W-pII.3.2:1).

Esta perspectiva desafía profundamente nuestra comprensión habitual del mundo y nuestra existencia en él.

El propósito del mundo según el Espíritu Santo

Aunque el ego creó el mundo con un propósito de separación, el Espíritu Santo le da un nuevo propósito:

  • Aula de aprendizaje: Cada situación se convierte en una oportunidad para practicar el perdón.
  • Espejo: El mundo refleja nuestros pensamientos, permitiéndonos verlos y sanarlos.
  • Camino de regreso: A través del perdón y la visión correcta, el mundo se convierte en nuestro camino de vuelta a Dios.

“El mundo se convierte en un lugar de esperanza porque su propósito es convertirse en un lugar que inspire esperanza“ (T-11.III.6:1).

UCDM introduce el concepto del Espíritu Santo como un puente entre la ilusión del mundo y la realidad de Dios:

  • Intérprete: Nos ayuda a ver el mundo de manera diferente.
  • Maestro: Nos enseña a distinguir entre lo real y lo ilusorio.
  • Guía: Nos conduce de vuelta a la conciencia de nuestra unidad con Dios.

“El Espíritu Santo es el puente entre los dos mundos“ (C-4.6:4).

Implicaciones de esta Enseñanza

Entender que Dios no creó el mundo tiene profundas implicaciones para nuestra vida:

Responsabilidad: Si el mundo es nuestra proyección, somos responsables de cómo lo percibimos.

Poder de elección: Podemos elegir ver a través de los ojos del ego o del Espíritu Santo.

Perdón: Al reconocer que el mundo es ilusorio, podemos perdonar más fácilmente.

Liberación de la culpa: Si Dios no creó este mundo imperfecto, no hay razón para sentirnos culpables por su aparente existencia.

Cuestionamiento de la realidad: Nos invita a cuestionar constantemente nuestras percepciones y juicios sobre el mundo.

Enfoque en la mente: Nos lleva a centrar nuestra atención en la mente como fuente de nuestra experiencia, en lugar de en el mundo externo.

Despertar espiritual: Abre la puerta a una comprensión más profunda de nuestra verdadera naturaleza como seres espirituales.

Paz interior: Al entender que el mundo no es real, muchos de nuestros miedos y preocupaciones pierden su poder sobre nosotros.

Unidad: Nos ayuda a reconocer la unidad fundamental de toda la creación, más allá de las aparentes separaciones.

    “No trates de cambiar el mundo, sino cambia de mentalidad acerca del mundo“ (T-21.in.1:7).

    Esta instrucción del Curso resume cómo podemos aplicar esta enseñanza en nuestra vida cotidiana.

    Un Nuevo Paradigma de Realidad

    La enseñanza de UCDM de que Dios no creó el mundo nos invita a una profunda reconsideración de la naturaleza de la realidad y nuestro lugar en ella. Lejos de ser una negación nihilista del mundo, esta perspectiva nos ofrece una liberación profunda: si el mundo es nuestra proyección, tenemos el poder de cambiarlo a través de nuestras percepciones y elecciones.

    Este entendimiento no es meramente teórico, sino que tiene el potencial de transformar radicalmente cómo vivimos cada día. Nos invita a despertar de la ilusión de separación y recordar nuestra verdadera identidad como seres espirituales unidos en el amor de Dios.

    Al abrazar esta enseñanza, podemos comenzar a experimentar una paz que trasciende las circunstancias externas y un amor que no conoce límites. El camino puede parecer desafiante, pero la promesa de libertad y alegría que ofrece es incomparable.

    Preguntas para Reflexionar

    1. ¿Cómo podría la idea de que “Dios no creó este mundo“ influir en tu búsqueda de paz y propósito en la vida?
    2. ¿Cómo cambiaría tu percepción de los problemas cotidianos si los vieras como proyecciones de tu mente en lugar de realidades externas?
    3. ¿Qué aspectos de tu vida podrían transformarse si practicaras consistentemente la enseñanza de “no tratar de cambiar el mundo, sino cambiar tu mentalidad acerca del mundo“?
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