Descubriendo la verdad más allá de las apariencias
Queridos papás y mamás, en esta historia vuestros pequeños aprenderán sobre la importancia de ver más allá de las apariencias y no juzgar a los demás. Es una lección valiosa que les ayudará a tener amistades más felices y a crear un mundo más amable.
Podéis usar este cuento para hablar con ella sobre cómo tratar bien a los demás y buscar lo bueno en cada persona. ¡Es una enseñanza divertida que puede practicar todos los días!
Amaya y los nuevos vecinos
Había una vez una yegua llamada Amaya que vivía en un prado muy bonito. Un día, llegaron nuevos vecinos: una familia de cerditos. Amaya los vio y pensó: “¡Qué sucios son! Seguro que van a ensuciar todo nuestro prado”.
Amaya decidió no hablar con ellos y se alejó. Pero su amigo el búho sabio la vio y le preguntó:
“Amaya, ¿por qué no saludas a tus nuevos vecinos?”
“Es que son cerditos y van a ensuciar todo”, respondió Amaya.
El búho sonrió y dijo: “Amaya, ¿no crees que deberías conocerlos antes de pensar así?”
Una nueva forma de ver
El búho le enseñó a Amaya una nueva forma de mirar a los demás, usando su corazón en lugar de sus ojos.
“Intenta ver más allá de lo que ves por fuera”, le explicó el búho.
Amaya cerró los ojos y trató de sentir con su corazón. Cuando los abrió, ¡todo se veía diferente! Vio que los cerditos estaban limpiando el prado y plantando flores.
“¡Oh! No son sucios, ¡son muy limpios y cuidan el prado!”, exclamó Amaya sorprendida.
Haciendo nuevos amigos
Amaya se acercó a los cerditos y les dijo: “Hola, soy Amaya. ¿Puedo ayudarles a plantar flores?”
Los cerditos sonrieron y dijeron: “¡Claro que sí! Nos encantaría”.
Mientras plantaban juntos, Amaya descubrió que los cerditos eran muy divertidos y amables. Se hicieron muy buenos amigos.
La lección de Amaya
Al final del día, Amaya le agradeció al búho por su consejo.
“Aprendí a ver con mi corazón”, dijo Amaya. “Ahora sé que no debo juzgar a los demás sin conocerlos”.
El búho sonrió y dijo: “Muy bien, Amaya. Recuerda siempre buscar lo bueno en cada persona que conozcas”.
Compartiendo lo aprendido
Al día siguiente, Amaya vio que otros animales del prado miraban con desconfianza a los cerditos. Decidió hablar con ellos.
“Amigos”, dijo Amaya, “sé que los cerditos parecen diferentes, pero son muy buenos y amables. ¿Por qué no los conocemos mejor?”
Poco a poco, todos los animales del prado empezaron a hablar con los cerditos y descubrieron lo maravillosos que eran.
Un día, el búho reunió a todos los animales y les dijo: “Amaya nos ha enseñado una lección muy importante. Ahora, ¿qué tal si todos practicamos ver con el corazón?”
Todos estuvieron de acuerdo y decidieron hacer un juego. Cada animal tenía que decir algo bueno sobre otro animal que antes no le caía bien.
El conejo dijo: “Pensaba que el zorro era malo, pero ahora veo que es muy valiente y nos protege a todos”.
La ardilla dijo: “Creía que el oso era gruñón, pero es muy dulce y comparte su miel con todos”.
Así, uno por uno, todos los animales aprendieron a ver lo bueno en los demás.
Amaya estaba muy feliz. “¡Qué bonito es ver con el corazón!”, pensó.
Desde ese día, el prado se llenó de risas y alegría. Todos jugaban juntos y se ayudaban, sin importar cómo se vieran por fuera.
Y Amaya, cada noche antes de dormir, cerraba sus ojos y pensaba en algo bueno de cada uno de sus amigos. Sabía que esa era la mejor forma de mantener su corazón lleno de amor y ver siempre lo mejor en los demás.
Tú también puedes aprender a ver con el corazón como Amaya. Aquí hay algunas cosas que puedes hacer:
- Sonríe a las personas nuevas que conozcas.
- Pregúntales cómo están y escucha lo que te dicen.
- Busca algo bueno en cada persona que conozcas.
- No pienses mal de alguien solo por cómo se ve.
- Trata a todos con amabilidad, aunque sean diferentes a ti.
¡Recuerda que puedes hacer el mundo más feliz si ves lo bueno en los demás!
2. Guía para padres y madres:
Queridos padres y madres,
Esta historia se basa en el Capítulo 4 del Texto de Un Curso de Milagros, que trata sobre “Las ilusiones del ego”. Los conceptos clave que se abordan son:
- Ver más allá de las apariencias
- No juzgar a los demás
- La importancia de la percepción amorosa
- Superar los prejuicios
Al leer esta historia con tus hijos, puedes enfatizar estos puntos:
- Es importante no juzgar a los demás por su apariencia.
- Debemos conocer a las personas antes de formar una opinión sobre ellas.
- Todos tenemos algo bueno que ofrecer.
- Ver con amor nos ayuda a hacer amigos y ser más felices.
3. Actividades prácticas:
3.1 Juego de ver con el corazón
Venda los ojos de tu hijo o hija y pídele que identifique objetos o personas usando sus otros sentidos. Habla sobre cómo podemos “ver” sin usar nuestros ojos.
3.2 Dibujo de nuevos amigos
Pide a tu hijo o hija que dibuje a un nuevo amigo que sea muy diferente a él y que imagine cosas buenas sobre ese amigo.
3.3 Juego de roles
Interpreta con tu hijo o hija situaciones donde tenga que ver más allá de las apariencias para hacer nuevos amigos.
3.4 Libro de cosas buenas
Ayuda a tu hijo o hija a hacer un pequeño libro donde cada día dibuje o escriba algo bueno que haya visto en alguien.
4. Reflexiones finales:
Esta historia nos recuerda la importancia de no juzgar a los demás por su apariencia y de buscar lo bueno en cada persona. Al practicar ver con amor, no solo hacemos más amigos, sino que también creamos un mundo más amable y feliz para todos.
Anima a tu hijo o hija a ser como Amaya, buscando siempre lo mejor en cada persona que conozca. Con práctica y paciencia, verá cómo su mundo se llena de más sonrisas y amistades.
Descubre cómo enseñar a los niños a no juzgar con un cuento sobre Amaya la yegua. Incluye actividades prácticas y guía para padres.