Las Gafas Mágicas de la Amistad

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Consultas de Un Curso de Milagros

Ver con los ojos del corazón

Queridos papás y mamás, en esta historia vuestros pequeños aprenderán sobre el poder de ver lo bueno en los demás. Es importante que los niños entiendan que todos somos amigos en el fondo, aunque a veces no lo parezca. Podéis usar este cuento para hablar con ellos sobre cómo ser amables y ver lo mejor de cada persona. ¡Es una lección divertida que pueden practicar cada día!

Índice:

  1. Historia basada en el Capítulo 2 del Texto: “La separación y la Expiación”
  2. Guía para los padres
  3. Actividades prácticas
  4. Reflexiones finales

El parque gris

Había una vez una niña llamada Lucía que vivía cerca de un parque. Pero este parque era muy gris y triste. Los niños no jugaban juntos y nadie sonreía.

“¿Por qué nadie es feliz aquí?”, se preguntaba Lucía mientras pateaba una piedrita.

El abuelito sabio

Lucía vio a un abuelito sentado en un banco. Tenía una gran sonrisa.

“Hola pequeña”, dijo el abuelito. “¿Por qué estás triste?”

Lucía le contó sobre el parque gris. El abuelito sacó unas gafas doradas de su bolsillo.

“Estas son las Gafas Mágicas de la Amistad”, explicó. “Te ayudarán a ver lo bueno en todos”.

Un mundo nuevo

Lucía se puso las gafas y ¡guau! Todo se volvió colorido y brillante. Vio que los niños querían jugar juntos, pero tenían miedo.

“¡Es increíble!”, exclamó Lucía. “¡Todos quieren ser amigos!”

El abuelito sonrió. “Así es como es el mundo en realidad. Todos somos amigos, aunque a veces lo olvidamos”.

Compartiendo la magia

Emocionada, Lucía fue a buscar a sus amigos para mostrarles las gafas. Uno por uno, se las probaron y vieron el parque lleno de colores y alegría.

Juntos, empezaron a jugar y reír. Invitaron a otros niños y pronto todo el parque estaba lleno de diversión.

Al final del día, el abuelito se acercó. “Recuerden niños, no necesitan las gafas para ver lo bueno. Está dentro de ustedes”.

Un parque feliz

Desde ese día, Lucía y sus amigos trataron de ver lo bueno en todos. A veces era difícil, pero se recordaban unos a otros que todos querían ser amigos.

Empezaron a sonreír más, a ayudarse, y a jugar juntos. Poco a poco, el parque se llenó de risas y colores.

Lucía entendió que al cambiar cómo veía a los demás, podía hacer el mundo más feliz. Y aunque ya no tenía las gafas mágicas, sabía que podía elegir ver con los ojos del corazón.

Tú también puedes ver lo bueno en los demás como Lucía. Aquí hay algunas formas de hacerlo:

  1. Antes de enojarte con alguien, piensa que tal vez solo está teniendo un mal día.
  2. Haz algo lindo por otra persona cada día, aunque sea pequeñito.
  3. Cuando te sientas triste, recuerda que todos quieren ser amigos. Respira hondo y sonríe.
  4. Antes de dormir, piensa en tres cosas bonitas que viste hoy en otras personas.

¡Recuerda que tú puedes hacer el mundo más feliz con tu sonrisa y amabilidad!

2. Guía para padres:

Esta historia se basa en el Capítulo 2 del Texto de Un Curso de Milagros, que trata sobre “La Separación y la Expiación”. Los conceptos clave que se abordan son:

  • La ilusión de estar separados
  • La realidad del amor y la unidad
  • El poder de la percepción
  • La elección entre el miedo y el amor

Al leer esta historia con sus hijos, puedes enfatizar estos puntos:

  1. Todos somos amigos en el fondo, aunque a veces no lo parezca.
  2. Podemos elegir ver lo bueno en los demás.
  3. Nuestras acciones amables hacen felices a todos.
  4. Tenemos el poder de hacer el mundo más feliz con nuestra actitud.

3. Actividades prácticas:

3.1 Hacer Gafas de la Amistad

Haz unas “Gafas de la Amistad” con cartulina y papel celofán. Anima a los niños a usarlas para “ver” lo bueno en los demás.

3.2 Diario de cosas buenas

Ayuda a tus hijos a hacer un diario donde cada día dibujen o escriban tres cosas buenas que vieron en otras personas.

3.3 Cadena de amabilidad

Haz una “cadena de papel” donde cada eslabón represente algo amable que hicieron o vieron. ¿Cuán larga se puede hacer en una semana?

3.4 Juego de roles

Jugar a ser diferentes personas (un niño triste, alguien enojado, etc.) y practicar cómo ver lo bueno en cada situación.

4. Reflexiones finales:

Esta historia nos recuerda que todos somos amigos, aunque a veces lo olvidemos. A veces, como Lucía al principio, nos sentimos tristes porque no vemos la bondad que nos rodea. Pero siempre podemos elegir ver con los ojos del corazón.

Cuando hacemos esto, no solo nos sentimos mejor, sino que ayudamos a los demás a recordar también su propia bondad. Cada pequeño acto de amabilidad es como un milagro que hace el mundo más feliz.

Recordar, niños y padres, que tenéis el poder de crear un mundo más alegre simplemente eligiendo ver y compartir el amor. ¡El mundo se vuelve más brillante con cada sonrisa y acto de bondad!

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